domingo, 26 de octubre de 2014

DEMOCRACIA

QUE LINDA QUE ES LA DEMOCRACIA! PERO QUE LINDA!

Para los que ganan si, para los que pierden:

A- Somos una sociedad atrasada que no se da cuenta, que vota mal.
B- El gobierno es una mierda y todo está mal. De repente vivimos en Sarajevo.
C- Causa de la razones A y B: Estamos hipnotizados por los discursos del otro, por los planes del Mides...

Un montón más de razones, pero lo podemos resumir en: Peñarol-Nacional

Porqué si, mucha gente inconscientemente entiende la política como entiende el fútbol. Y eso en mi opinión está mal.

Yo tengo una preferencia, soy de izquierda, pero soy crítico. Y no crítico en el sentido "me informé antes de votar", "leí los programas de todos". No, crítico del gobierno de turno, de todos los gobiernos de turno. 

¿Pero que pasa cuando uno está disfrutando de la jornada electoral a su manera, como se le antoja (por ejemplo, diciendo las estupideces que estoy diciendo en twitter en este momento, estupideces que de diez, una es graciosa, por pura suerte) porqué estamos en democracia? Se enoja.

Se enoja porqué nos acostumbramos a futbolizar la política. Porqué consciente e inconscientemente pasamos por los mismos procesos: rivalidad, identificación, banderas, cantos, jingles. 

Y ahí llegan las etiquetas: Votas al FA? Sos un zurdo comunista. Votas a LP? Sos un cheto oligarca. Votas a Pedro? Sos un facho. Ley de Godwin. Fin de la discusión. Fin del debate.

Cada vez que intenté comenzar una discusión sobre política, intenté aclarar que soy de izquierda, pero crítico. Y no me dieron bola. Porqué? Porqué la futbolización de la política. Porque las etiquetas. En un momento me cansé y no discutí más. 

Pero llegó el día de las elecciones y se me vino toda la democracia al cuerpo. Sentí una energía tremenda. Una buena vibra. La de mi hermana votando por primera vez en su vida, la de mi vieja con los ojos humedecidos por haber recuperado lo que no tuvo por mucho tiempo camino al circuito.

Y como lo hice? En twitter, diciendo las mismas boludeces de siempre, y en Facebook dando una nueva oportunidad más al debate forista sobre el No a la Baja. Un debate tranquilo, critico, sin calenturas, sin apelar a las etiquetas. Adivinen como terminó? Si, Ley de Godwin otra vez. 

Por eso en ésta campaña me identifiqué mucho más con la causa del No a la Baja. Porqué es un tema extra partidario (sectores de todos los partidos apoyaron al NO), porqué es un tema de derechos humanos, y porqué en mi opinión, no se puede manosear la Constitución de la República en algo tan delicado y tan importante. La Constitución nos define como ciudadanos. A todos. Me va a dar una vergüenza tremenda estar bajo una constitución que baja las penas a los menores de edad pero conserva los derechos tal como están, si es que sale. Es un gran chivo expiatorio que va a manchar la Constitución. Va a quedar manchada de sangre. 

Pero bueno, llegó el día de las elecciones y después de tantos meses de bancarmela, bancarmela, dejarla pasar, exploté. Exploté en frenteamplismo. Y eso me generó problemas. En media hora me tildaron de intolerante, de fascista (!), de zurdo, que no respeto las opiniones del otro, que pido tolerancia y no tolero, etcétera, etcétera 

Porqué? Porque futbolización de la política. Bolso puto. Manya gallina. 

Creo que esto se atenuó más en ésta campaña por una razón: 

En esta campaña uno de los discursos hegemonicos fue el de la positiva. Un discurso neutro, que intenta eliminar todo conflicto, que busca lo mejor de nosotros, que busca olvidarse del pasado, que no critica lo malo de éste gobierno (recuerden, soy de izquierda pero crítico, puedo mencionar montones de cosas malas), que busca acuerdos, etc, etc etc. En resumen, un discurso neutro, vacío, lleno de lugares comunes (hablo de discurso, no de programas. Otro día hablamos de programas. Bueno, ya es tarde, hoy es el día).

Y peor, un discurso que cancela la crítica. Decís A y ya sos un intolerante, un antidemocratico. Porque? Porque la positiva. 
La positiva logró apoderarse por meses del debate, del enfrentamiento, encerrarlo en un cajón y guardarlo. Tapar el sol con un dedo. 
Una estrategia fantástica: porqué la izquierda sin critica, sin discusión, sin dialéctica, muere. Porque esa es la razón de la izquierda, el motor de la izquierda, la sangre que corre por las venas de la izquierda: criticar la realidad, desafiarla, cuestionarla, cagarse en ella, para transformarla. 

Pero ustedes me dirán "Hablas de futbolización de la política, pero sin embargo te quejas de una propuesta que intenta eliminarla". 
No señor, hay dos niveles, uno interconectado con el otro. La futbolización está en la gente, en los ciudadanos de a pié y en los militantes, todos, de todos los partidos. Los fanáticos de ambos lados defienden a sus partidos con la lógica futbolera. 
Arriba, el nivel del discurso de las campañas políticas, del marketing, que luego bajan hacia los militantes y los simpatizantes.

El resultado:

- Los frenteamplistas defienden a capa y espada que estos fueron los mejores 10 años de la historia del Uruguay. Y no es así, es imposible, es imposible. Mejoraron muchas cosas, muchísimas, pero no somos Finlandia. No volvimos a ser "La Suiza de América progresista".  

- Los blancos defienden el discurso neutro de la positiva, del no pelear más, del buscar acuerdos, y si alguien muy osado o muy loco intenta debatir algo del programa, algún desliz en el discurso, algún dato mal mencionado viene el "NO! SOS UN INTOLERANTEEEE! SOS UN ZURDO INTOLERANTE! RESPETÁ LAS OPINIONES DEL OTRO! SE POSITIVO! NO CRITIQUES AL OTRO! HABLÁ DE TUS COSAS QUE YO HABLO DE LAS MIAS", como si hubiera un cono del silencio del Agente 86. Igual que en el Ateneo de ANDEBU. 

Al final, llegó el día de las elecciones, me calenté, y si no podés con la coyuntura, únete a ella. 
Y me subí al carro del frenteamplismo tribunero. Para los futboleros políticos les alcanzó con tirar un par de tuits con los hashtags #3FA y #UruguayNoSeDetiene, y un par de boludeces, porqué twitter es para decir boludeces. Solo eso bastó para convertirme en un zurdito comunista ciego que niega la realidad. Y bueno, me gusta más eso que ser un oligarca puto que no salió nunca de su chacra en La Tahona.  


Entonces, como zurdito comunista ciego que parece que soy, hoy al final de la jornada voy a agarrar mi bandera roja, azul y blanca y me voy a ir a festejar. 

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